El pasado 24 de Septiembre yo todavía andaba por Valladolid, y un compañero mercedario me invitó a participar en la Eucaristía del Día de la Merced en la prisión de La Moraleja, en Dueñas (Palencia). Era la primera vez que visitaba una cárcel y para mí era una experiencia totalmente nueva.
Cuando llegamos allí empezaron los controles, las rejas y los escaners para entrar. Una vez dentro, fuimos directamente al salón donde iba a tener lugar la Eucaristía. Allí me presentaron a Max, un joven dominicano que estaba cumpliendo condena desde hacía 4 años y aún le quedaban otros 5 de estar en prisión. Le estuve contando que en próximas fechas yo vendría a Santo Domingo a una parroquia en el barrio de Las Caobas, y... de repente le cambió la cara, y me miró con una mezcla de asombro y alegría. Me dijo: "Yo soy de allí, yo he crecido allí, ese es mi barrio, no me lo puedo creer". Yo también quedé sorprendido por ver tanta casualidad.
Estuvimos hablando un rato y me contó que su abuela vivía aún por aquí, en el barrio. Al final nos despedimos, él me deseó que me fuera "bien en su tierra", yo le deseé que le fuera "mejor en mi tierra". Y me dijo finalmente una frase que se me quedó grabada: "estoy seguro que este encuentro no ha sido casual, hay algo de fondo; seguro que Dios nos ha puesto en el mismo camino por algo..."
El domingo pasado celebramos el Día de San Valentín, que aquí es muy festejado y lo conocen como el Día de la Amistad y el Amor. Y de nuevo ocurrió algo que creo que no es casual... Conocí a la abuela de Max; ella vino a la Sacristía y me dijo quién era. Le di un abrazo. Con los ojos emocionados y la voz temblorosa, me contó que venía de parte de su nieto, que le había contado que nos conocíamos y venía a saludarme. En el Día de la Amistad, la abuela me trajo recuerdos de mi amigo Max. Le expliqué que él estaba bien cuidado y atendido, que su comportamiento estaba siendo bueno y que las personas de la cárcel lo apreciaban y valoraban mucho.
Desde entonces he venido dándole vueltas a la frase que me dijo Max: "...este encuentro no ha sido casual... Dios nos ha puesto en el mismo camino por algo" y creo que tengo la respuesta: la abuela de Max, al conocerme a mí, se sintió más cerca de su nieto. Quizá no sea ésta la explicación, tal vez sí que existen las casualidades y Dios no interviene. Pero prefiero creer que conocer a Max en España ha servido para que su abuela se sienta más unida a él y pueda recibir una palabra de ánimo a través de mí.
La historia me ha emocionado, yo pienso como Max, "el encuentro no es casual". Seguro que no. Un abrazo
ResponderEliminarHola Santi. Hola Todos.
ResponderEliminarOpino exactamente igual. Ese joven sabía muy bien lo que decía. Algo intuia. Hay muchas veces que las casualidades son ALGO MAS, y lo digo por mi propia experiencia. ¿Quien me lo iba a decir a mi...?
Primero el encuentro con "Max", despues el encuentro con su abuela... No... No es una casualidad... es Algo más. ¿Quien sabe si dentro de unos cinco años....? Yo ahí si tengo Fé.
Abrazos.
Seguro que no ha sido casual. La mano de Dios está ahí. Algo tan humano y maravilloso tiene que ser cosa suya. Eres muy afortunado de formar parte de esa historia. Por favor manténnos informados a tus mangantes. Deseo que tenga un final feliz.
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