Hola, Malena:
¿Qué tal van las cosas por Valladolid? -Espero que todo bien.
Supongo que seguirás yendo a catequesis, al teatro y a la Eucaristía en la parroquia. Me alegra mucho saber que sigues por ahí y que todo lo que recibes en la parroquia te ayuda en tu vida.

Alfredo es un niño limpiabotas, que vive en Bienvenido, un barrio cercano al nuestro de Las Caobas. Él tiene 12 años, más o menos como tú; es tímido, callado y reservado, como tú; es muy intelegente y despierto, como tú; pero lo que más me ha impresionado de él ha sido que es un gran bailarín, como tú (he podido verle bailar como Michael Jackson y lo hace francamente bien). Y por eso, al conocerle, me he acordado de ti.
La diferencia está en que él tiene que trabajar desde la mañana hasta la noche limpiando zapatos por las calles para poder comer, la diferencia está en que él apenas sabe leer y escribir, la diferencia está en que él no tiene un escritorio para estudiar, la diferencia está en que su mamá huyó de su casa y nunca más ha sabido de ella, la diferencia está en que su padre no siempre puede trabajar, la diferencia está...
Y me pregunto: ¿por qué tantas diferencias? ¿qué ha hecho mal Alfredo para merecer una vida así? ¿por qué él no tiene las mismas oportunidades que tú?
Pero, gracias a Dios, esas diferencias pueden ir desapareciendo porque desde el Proyecto Niños Limpiabotas se le está ayudando a él y a otros 40 niños de ese mismo barrio, se les está pagando la escuela, la alimentación y la ropa, y se les está haciendo un seguimiento personal para que puedan ir construyendo poco a poco un futuro mejor en sus vidas.
Y eso está siendo posible gracias a Fr. Tomás y a todos los voluntarios jóvenes (Pabel, Yanna...) y no tan jóvenes (Milagros, Austria e Inés), que desde nuestra parroquia en Santo Domingo les tienden una mano.
Y eso está siendo posible gracias también a ti, sí a ti, y a tantas personas que durante el curso pasado llevasteis libros, lapiceros, cuadernos, comida y ropa a nuestras parroquias de Valladolid o Madrid y nuestros colegios de Ferrol o Sarria.
El año pasado me tocó observar todo desde ahí, desde los que envían, y ahora lo estoy viviendo desde aquí, desde los que reciben. Es un privilegio para mí, porque he podido observar, Malena, tu cara de alegría al regalar, y he podido ver la cara de alegría de Alfredo al recibir.
Hace algún tiempo había una canción en España que decía: "Los amigos de mis amigas son mis amigos". Me despido de ti, esperando que a partir de este momento Alfredo sea también tu amigo.
Sigue teniendo un corazón generoso como hasta ahora. Te aseguro que Alfredo con su mirada, con su sonrisa y con su baile te lo agradecerá.
Fdo.: Tu amigo SantiAlfredo con otros niños limpiabotas en las clases de apoyo