Cuento esto, porque en esta semana en todas las diócesis de República Dominicana se celebra La Semana Vocacional, en la que se pide por el aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales y religiosas.
En los tiempos que corren por España, hacerse sacerdote, religioso o religiosa es poco menos que un crimen y un desprestigio para la familia, una vergüenza y una ofensa para los padres. Yo no voy a desearle a ninguna familia que le salga un hijo delincuente (eso normalmente viene sin programarlo), pero sí voy a pedir a los padres dos cosas:
- no tengan vergüenza ni miedo a hablar de Dios a sus hijos,
- y si alguno de ellos quiere hacerse sacerdote, religioso o religiosa no le quite la idea, porque quizá está impidiendo que su hijo o su hija sea feliz.
No considero que el ser sacerdote, religioso o religiosa sea mejor que otras vocaciones o profesiones, pero lo que está claro es que así se puede ser también feliz; de hecho, somos muchos los que somos felices así.
Os invito, Mangantes, a orar por las vocaciones. Para que sean algunos, varios, los que se animen a seguir las huellas de Jesús en la vida sacerdotal o religiosa; y para que los que ya estamos embarcados en ese viaje seamos coherentes y consecuentes con la ruta que hemos elegido.
me fascina la imagen
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