Por un lado me entró la risa, porque jamás había visto una escena tan cómica y jamás había pensado que una persona sordomuda pudiera enseñarme una iglesia. Pensé: ¡Esto sólo se ve en este país!
Pero, por otro lado, la situación me hizo ver la capacidad del ser humano para ganarse la vida. Si a este señor se le ha presentado la oportunidad de enseñar esa iglesia, él la está aprovechando bien. Si no sabe o puede hablar, si él no sabe o no entiende de arte, eso no es problema.
No creo que este buen hombre saque mucho dinero por su "explicación" de la iglesia, pero seguro que son muchos los que se compadecen y le sueltan unos pesos. Al fin y al cabo es lo que él quiere: poder conseguir un dinerillo para ir viviendo.
Enhorabuena, señor-guía, porque es capaz de superar las dificultades y, además hace lo que sea para ganarse la vida.
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