Hace dos días me llegó este artículo sobre la Semana Santa y cómo se puede hoy procesionar acompañando a los nuevos Cristos que sufren. Léanlo, merece la pena:
Hay un lugar en el sur de mi imaginación donde cada Semana Santa las cofradías preparan con esmero sus pasos procesionales. Este año me han llamado especialmente la atención tres de ellas. La hermandad de los “mártires de Iraq”, la cofradía del “cuerno de África” y la compañía de “Los Desesperados”.
En la primera destacan unas figuras tremendamente realistas de niños mutilados y casas destruidas. El paso lo llevan a hombros padres desconsolados. Detrás de la carroza desfilan a paso marcial una legión de marines americanos perfectamente alineados y uniformados. El toque de tambor, como único sonido, reverbera en rabia contenida.
La cofradía del cuerno de África no se queda atrás en el realismo de las tallas. Un grupo de mujeres muriendo de meningitis, poliomielitis y sida componen un retablo estremecedor. Este paso no va escoltado por militares engalanados, un ejército de batas blancas lo va siguiendo en un respetuoso silencio. En los bolsillos de los médicos, las patentes de los medicamentos que permitirían acabar con esas enfermedades.
La compañía de “Los Desesperados” cierra la procesión. Un árbol con un ahorcado en el centro del espacio. Una cuerda tejida con las hebras del odio, la discriminación y el rechazo. A los pies del suicida lloran gays y lesbianas. Como es el paso que cierra la procesión va acompañado por las autoridades civiles, militares y religiosas de la localidad. Curiosamente, las cintas y borlas que adornan la vara de mando del alcalde, el sable del general, y el báculo del obispo van enlazadas con el famoso "nudo del ahorcado".No es esta una Semana Santa apta para menores de edad, pero no se me ocurre otra. Porque qué otra cosa son las procesiones de esta Semana, sino sacar a la luz el sufrimiento de los crucificados de la historia. Rememorar el juicio social, político y religioso que llevó al madero al Crucificado. Esperar que el Domingo de Resurrección, Dios sea fiel a su Palabra y plante su justicia en el mundo, confundiendo la suerte de los malvados.Es la Semana de las víctimas, son ellas las que esperan que Dios esté de su parte y los resucite a una nueva vida. A nosotras y nosotros, con nuestros pequeños desconsuelos de andar por casa, se nos pide que aguantemos la mirada del sufrimiento radical, que entremos a formar parte de los Cireneos que comparten la cruz del prójimo; para así, al lado de las víctimas, gritar, luchar y esperar una Resurrección necesaria.
Francisco Aranda Otero
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