Te ofrezco una buena mercancía

Queridos mangantes, no hace mucho, visitando y haciendo algo de turismo en una ciudad de aquí, de República Dominicana, se me acercó un joven y me dijo: "Señor, tengo buena mercancía".Yo me quedé extrañado y le miré con cara de interrogación. Él, que adivinó la sorpresa en mi rostro, se dirigió a mí de nuevo, y me dijo: "Ya sabe, chicas para pasar un buen rato".
Le miré con seriedad y le dije: "No, no me interesa".
Eso que me ocurrió a mí es algo más común de lo pueda parecer aquí en este país. Para empezar podríamos hacer un estudio y ver cuántos turistas de EE.UU. o Europa vienen por aquí para hacer turismo sexual, darnos un paseo por las playas y ver cuántas chicas te ofrecen masajes para terminar haciendo otras cosas. Podemos hacer un recorrido también por el malecón de la Capital a ciertas horas y ver cuántas meretrices venden -o mejor dicho:alquilan- su cuerpo. También podríamos preguntarnos por qué en República Dominicana hay tantas "Cabañas" (algo así como moteles de carretera).
Todo esto es un dato más que certifica que los más pobres no sólo no tienen dinero sino que tampoco tienen dignidad, porque cuando una persona se reduce a "mercancía", es porque en realidad su vida no es valorada.