Jesús no era ningún entendido en
economía, y el evangelio de este domingo lo explica claramente, porque nos dice
que la viuda que ha dado dos moneditas ha echado en la ofrenda mucho más que
las grandes riquezas que otros llevaban. ¿Es que Jesús no sabe sumar? ¿se ha
vuelto loco?
No, está muy cuerdo y sabe bien lo que
dice. Jesús no se fija en lo que sale de nuestros bolsillos, sino en lo que
sale de nuestro corazón.
En nuestro país, por desgracia,
nuestros dirigentes no han leído este evangelio cuando proponen la Reforma Fiscal,
pretendiendo que los pobres sean los que paguen los platos rotos de una
economía mal gestionada en el pasado.
Nuestro Gobierno pretende que los
pobres aporten más al Erario Público, subiendo los impuestos, y se desprendan
de lo que realmente no tienen. En el fondo es como si Jesús le hubiese dicho a
la pobre viuda que diera más dinero al Templo y su aportación fuera más
elevada. Sería ilógico, ¿verdad?
Pues igualmente ilógica es esa Reforma
Fiscal donde se pretende estrangular al pueblo y sacarle incluso lo que no
tiene.
Lo único que se consigue es que los
pobres sean cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos.
Jesús valoró lo poquito que aportó la
viuda al Templo. Señor Danilo, valore lo poco que puedan aportar más de la
mitad de los ciudadanos de este país, que por desgracia muchos no tienen ni
para comer. Y si no, exija que todos los funcionarios declaren lo que tienen
realmente y expliquen de dónde lo han sacado.
No pretenda camuflar una Reforma Fiscal diciendo
que favorecerá a todos, cuando realmente sólo favorecerá a los mismos de
siempre: los más ricos.
Me he estado analizando, viendo si tal vez mi vida encaja en este post y creo que no, me duele que este artículo no llegue a los ojos que van dirigidos, supongamos que estuviera bien si no escuchara la voz del pueblo que ya está harto de tanto sufrir, pero que al menos escuche la voz de Dios.
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