29 de diciembre de 2012

Los niños inocentes


     Hola, Mangantes, somos los "santos inocentes". Deberíamos haber escrito ayer, que era nuestra fiesta, pero ya saben que la tradición en nuestro día es hacer bromas a los vecinos, amigos y familiares. Y estuvimos muy liados. Lo que pudimos reír, ¡madre mía!.
     Nuestra historia es sencilla, de nosotros el que más vivió en este mundo de ustedes fue 2 años. Así que poco podemos contar.
     Siempre recordaremos a Herodes porque nos quitó la vida terrena y siempre tendremos presente a Jesús porque Él fue quien nos otorgó la vida eterna. La mayoría de nosotros morimos en manos de nuestras madres que se aferraban a nosotros y nosotros a ellas para salvar la vida. A Herodes le entró una locura porque pensaba que aquel niño que había nacido en Belén le iba a destronar, qué tontería. ¿Cómo un niño va a destronar a un rey? Eso es imposible. Pero, él tuvo miedo de perder su poder y buscó al llamado Mesías por todas las aldeas de Judea. Hay que estar muy locos para hacer semejante barbaridad con criaturas tan indefensas como éramos nosotros.
     Lo cierto es que desde el día en que morimos, realmente empezamos a vivir una nueva vida. Sí, porque fuimos directos al cielo y allí nos recibieron muchos ángeles que agitaban sus alas de alegría al vernos entrar. Nos llevaron a un lugar especial que llaman "Cieliño", donde van todos los niños que mueren antes de los 12 años. Ese lugar es fantástico, hay muchos juegos, podemos comer nubes, y cuando llueve nos mojamos sin coger una gripe. Además, todos los ángeles te sirven, y Dios nos visita cada mañana para darnos los buenos días y cada noche para darnos las buenas noches. No podemos quejarnos, sobre todo sabiendo que vamos a estar aquí toda la eternidad.
     Bueno, Mangantes, recuerden cuando vengan al cielo, darse un paseo por el "cieliño" y saludarnos. Nos agradan mucho las visitas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario