Un Mango para Emi

Hola, Emi, ¿cómo estás? -Ya veo que estás afectada y preocupada por la situación que están viviendo y sufriendo nuestros hermanos vecinos haitianos. No es para menos, a mí también me ocurre lo mismo y no me resulta fácil ver las imágenes tan desagradables que nos ponen últimamente sobre el terremoto que ha asolado Haití.
Me decías en un comentario si todo esto tiene alguna explicación, si Dios puede permitir esa barbaridad... y permítime que te cuente algo que me ha ocurrido en estos días y que puede dar respuesta a lo que tú preguntas.

El otro día fui a visitar a un señor mayor y enfermo de nuestra parroquia, a confesarle y a darle ánimos, y al terminar, me encontré con su hijo que estaba hablando con otra persona sobre el desastre de Haití, y le escuché decir: "lo que ha ocurrido es un castigo de Dios, porque los haitianos son muy propensos a la brujería, a hablar con los espíritus o a hacer ritos esotéricos". Me di la vuelta, me encaré con él y, con cierta rabia -lo reconozco- le dije: "¿cómo va a querer Dios que mueran todas esas personas? ¿es que todos los que han muerto se dedicaban a la brujería? ¿acaso el Obispo de Puerto Príncipe que también ha muerto hacía ritos extraños y por eso ha recibido un castigo? ¿acaso los niños pequeños que han muerto han pecado tanto como para recibir esa muerte tan trágica? ¿Acaso Dios quiere que suframos? Él se dio cuenta de mi indignación y comenzó a cambiar el discurso y decir que es que con Dios no se juega y los haitianos lo habían hecho, y todo eso trae unas consecuencias. Y allí empezó mi catequesis y le expliqué: "el único pecado está en permitir que esas personas vivan en condiciones infrahumanas, el verdadero pecado es que la comunidad internacional no se ha acordado de Haití hasta que ha ocurrido este desastre natural, la verdadera culpa está en que el Gobierno ha permitido que se construyan casas que con un soplo se caen, eso sí que es pecado, y precisamente ese pecado no lo han cometido los haitianos, ellos son solamente víctimas de un mundo mal repartido". Le seguí diciendo: "Dios, en la creación, nos ha dado los medios para que utilicemos de forma adecuada el planeta, para que todos puedan disfrutar de los avances y podamos vivir de forma digna, pero no todos pueden disfrutar de esa creación tan maravillosa de Dios, porque otros, de forma egoísta se lo quedan para ellos mismos".

Cuando volví para casa, seguí hablando del tema con la persona que me acompañaba y me dijo que el hijo de aquel señor era evangélico y que ellos piensan de esa manera. Pero creo que esa forma de pensar no tiene nada que ver con el Dios de Jesucristo que nos ama, que nos perdona y nos protege... Quizá sea el Dios del Antiguo Testamento, pero, desde luego, no es el del Nuevo Testamento.

Hay un cuento que viene muy bien en este momento:

     En una ocasión, un señor andaba paseando por las calles de su ciudad, y, al ver a los pobres pidiendo, a los enfermos en los hospitales, a las mujeres maltratadas, (a las personas muertas por causa del temblor de tierra en Haití), le dijo a Dios: "¿Por qué no haces algo, Señor?" Y Dios respondió: "Te he hecho a ti".

Querida Emi, no sé si he dado respuesta a tu pregunta, es difícil encontrar respuesta ante tanto dolor. Hay cosas difíciles de comprender... Esperamos que Dios haya guardado un rinconcito digno en el cielo a todos los que han muerto, y esperamos que todos los que quedan aquí puedan encontrar un rinconcito digno en la tierra.

Me despido de ti, sigue con ánimo y continúa teniendo ese corazón tan grande y desprendido.

Saluda a toda la buena gente que hay por ahí en Valladolid.

Fdo.: un creyente en el Dios de Jesucristo