1 de marzo de 2010

Invitado especial en Misa

Hoy en la Eucaristía tuvimos un invitado especial, un perrito pequeño y famélico. Realmente no sé quién lo invitó, supongo que su dueño, o él mismo que siguió los pasos de su amo y terminó dando con sus huesos en la misma Iglesia. No sé si entró por la puerta principal o por alguna de las laterales, pero ahí estaba. Y la verdad es que no me sorprendió demasiado su presencia, porque ya en algunas otras ocasiones algún integrante de la raza canina había estado por la Iglesia. Lo que sí llamó mi atención fue el comportamiento de este can. Os cuento:
Cuando llegó la Consagración, el perrito se echó al suelo en el pasillo central y miraba con interés hacia el altar..., increíble; cuando la gente vino a comulgar, ¿adivina quién hizo fila también? -Efectivamente, nuestro amigo, el amigo del hombre...; cuando terminó la Eucaristía él se dirigió hacia el Sagrario (eso es lo que hace la mayoría de la gente por aquí), se tumbó para... Y nadie se preocupó de sacar al perro de un lugar tan sagrado. Creo que algunas personas no llegan a ser tan devotas y respetuosas como ese perro. Os lo aseguro.
Al principio yo pensé: quizá esté buscando a San Antón, patrono de los animales. Pero se equivocó de lugar, en nuestra Iglesia no tenemos ningún santo con un cerdito a su lado.
Me imagino esta misma escena en España, en cualquier Iglesia, de ciudad o de pueblo, de barrio pobre o rico. Probablemente la mayoría de la gente que estuviera en Misa en ese momento pondría su mirada en el animal y haría todo lo posible por echar al perrito del templo para que no incomodara a la comunidad cristiana. Con eso no digo que tengamos que llenar nuestras iglesias de todo tipo de animales, evidentemente, pero me hacen gracia las dos escenas: el perro de aquí asistiendo a Misa con normalidad y "devoción"; y la gente de allí, preocupada y espantando al animal inoportuno. ¡Simpáticas escenas!
Al final podemos decir parafraseando a San Francisco de Asís: alabado seas, mi Señor, por el hermano perro.

1 comentario:

  1. Hola Santiago, hace una hora que hemos llegado de Poío, y me he dicho voy a ponerme al día con los mangos del padre Santi. Cuando he leido este. me ha hecho mucha gracia, ya sabes que yo adoro a los perros, y siempre te he dicho que son mejores, más nobles y agradecidos que muchas personas. Estoy segura de que ese perrito, que no molestaba a nadie, sentía lo que hacia, y me parece estupendo que no lo echaran a patadas de la Iglesia. Un abrazo para todos, de Emiliana. Por cierto, muy bonita y emotiva tu presentación del festival en Poío.

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