26 de abril de 2010

Un mango para Teresa Sedeño

Hola, Teresa, ¿cómo van las cosas por el Centro Especial P. Zegrí? -Espero que con ánimo realizando esa gran tarea que desempeñáis con las chicas discapacitadas.
Sabes que en varias ocasiones hemos hablado que en la casa en la que yo vivo ahora, antes era vuestra, de las Mercedarias, y que precisamente tú estuviste aquí algunos años acompañando a las jóvenes en formación.
Quería contarte una anécdota que me ocurrió el otro día y que me trajo recuerdos tuyos: estaba el Domingo a punto de salir para la Misa de la tarde de la Parroquia, y en eso llaman a la puerta, voy a abrir y me encuentro a una señora de unos sesenta años con dos niñas de unos 15 años, y me dice la abuela: "Buenas tardes, queríamos ver a las monjas". Le respondí que las monjas se habían marchado de esta casa hacía por lo menos 6 ó 7 años. Le dije si buscaba a alguna monja en especial. Me contestó que no, que solamente quería enseñarle a sus nietas cómo eran las monjas, porque nunca habían visto a ninguna. Quedé muy extrañado y sorprendido, porque nunca había tenido la sensación de que nosotros, los religiosos, pudiéramos llegar a convertirnos en piezas de museo que la gente visita, o en animales en extinción que sólo los que van al zoológico pueden conocer...
Creo, Teresa, que quizá el comportamiento de la abuela con las nietas puede responder a varias cosas: que ya no es fácil ver a frailes o monjas y por eso tienen que llamar a las puertas de los conventos para vernos; también puede ser que como no salimos todos los días en los medios de comunicación, en la tele, la radio o internet no existimos para los jóvenes; o puede que la abuela quisiera mostrarle a sus nietas un estilo de vida diferente, alternativo, rompedor...
Me quedo con esta última interpretación, porque considero que son muchos los religiosos y religiosas que están haciendo algo diferente por los demás, algo alternativo a lo que hace todo el mundo, algo rompedor con las estructuras que el mundo marca.
Con esto no digo que nuestro estilo de vida sea mejor o peor que otros, simplemente digo que me siento orgulloso de ser religioso, de ser mercedario, y pertenecer a un grupo de personas desinteresadas, solidarias, entregadas y atentas a la voluntad de Dios.
Bueno, Teresa, aquí dejasteis huella, y todavía hay gente que os busca, eso es buena señal. Nuestra misión es dejar huella, pero no una huella cualquiera, sino la de Cristo.
Un abrazo dominicano de mi parte y de parte de toda esta buena gente que tú conociste.
Fdo: Un mangante mercedario

1 comentario:

  1. Hola Santi. Hola Todos.
    Por lo que a mi, en particular, me toca con respecto a vosotros dos (tanto Teresa como tú) y por supuesto a otros tantos religios y religiosas, que este año he podido conocer en más profundidad (Orencio, Mª Jesús, Koldo...) puedo aseguraros que realmete dejais huella... buen sabor de boca... ganas de involucrarse y de hacer cosas, de solidarizarse, de transmitir tambien esa huella de Cristo... de Dios.
    Yo, modestia aparte, creo poder decir, que tambien me siento orgulloso de todos vosotros, de haberos conocido y de que me hayais transmitido esos sentimientos y esas sensaciones, que a la vez intento compartir.
    Vuestra labor es muy grande...muy valiosa y puedo aseguraros que lo mejor de todo es que llega.
    Es muy bonito oir a los niños y niñas decir cosas bonitas de Teresa o de todos vosotros, en general, cuando salen de la catequesis o cuando hablan de ti, como si te acabarán de ver por el pasillo.
    Puede parecer todo este comentario un poco peloteo...pero es que "Asi son las cosas" y no hago más que escribirlas.
    Un abrazo para Teresa, tambien de mi parte y gratitus por las cosillas que hemos compartido.
    Otro grande tambien para todos los Religiosos y Religiosas Mercedarios, de los que me siento tambien, muy orgulloso de conocer y recibir.

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