En la madrugada del 16 de noviembre de 1989 miembros del escuadrón de élite Atlacatl, perteneciente al Ejército de El Salvador, penetraron en la residencia de la Universidad Centroamericana (UCA) y asesinaron a Ignacio Ellacuría, rector de dicha universidad, así como a otros cinco jesuitas, a una trabajadora de la casa y a su hija menor de edad.
Ellacuría fue asesinado porque defendió a los más pobres e indefensos y en plena guerra civil interna en aquel país se puso del lado del pueblo, igual que lo hubiese hecho Jesús.
Este jesuita de origen vasco defendió la verdad y denunció todas las situaciones de injusticia que encontraba a su alrededor. En varias ocasiones medió entre las dos partes enfrentadas en El Salvador.
Él y sus otros compañeros jesuitas, se convirtieron en mártires del s. XX.
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