El club de fans de Jesús
Hace unos años, estando en el aeropuerto de Madrid-Barajas, contemplé
una situación curiosa: un grupo de unas 30 personas, todas muy unidas, se
movían al unísono por los pasillos del aeropuerto. Me llamó mucho la atención
aquella situación y me acerqué para saber qué es lo que allí estaba ocurriendo.
Cuando estaba ya cerca de ese grupo de personas, vi que David Bisbal, famoso
cantante español, estaba entre ellos. Lo que hacía el grupo simplemente era
seguir los pasos de su ídolo y allí donde iba él, se desplazaban ellos. Algunas
seguidoras iban con lágrimas en los ojos por la emoción, otras tenían una
sonrisa de oreja a oreja, otras buscaban la manera de acercarse más y más a su
cantante favorito y tocarle aunque sea levemente.
Hoy que me pongo a leer el evangelio de este domingo, me ha venido a la
mente enseguida aquella escena, porque lo que nos cuenta la Palabra de Dios es
que Jesús iba de un lado para otro y la gente le apretujaba.
Pero, hermanos y hermanas, qué diferencia entre David Bisbal (o el
famoso de turno) y Jesús. Se me ocurren unas cuantas, al menos:
-
Jesús conoce a todos sus “fans”, a todos sus seguidores. Como prueba vemos que en este relato se detiene y dice que quién le ha tocado.
- Los famosos despiertan pasiones, comentarios y desmayos, pero ninguno de ellos sana como Jesús.
- Los cantantes y famosos buscan que la gente les aclame y aplauda. Jesús busca que la gente se salve.
- Para pertenecer al club de fans de un famoso hay que pagar una cuota, mientras que el seguimiento de Cristo es gratuito. Bueno, perdón, hay un precio: creer en Él.
Hermanos y hermanas, qué orgullo tan grande
pertenecer al club de fans de Jesús, donde todos somos importantes para Él, y
es mucho el beneficio que sacamos.
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