Vivimos en un mundo de prisas, de estrés, de no llegar a tiempo a nada, de agobios... y eso, perdonen que se lo diga duramente, va en contra del Evangelio. ¿En qué me baso para hacer esa afirmación? -En el evangelio de ste domingo, donde escuchamos claramente que Jesús y los suyos se marcharon a un lugar apartado y tranquilo.
Está bien fijarse en San Pablo cuando nos dice que el que no trabaje que no coma. No es bueno estar holgazaneando y viviendo a costa de los demás, pero es importante también buscar momentos de descanso, de retiro...
Sólo quien desconecta de la actividad diaria, de los trabajos cotidianos y las preocupaciones puede disfrutar un poco de la vida. Sólo quien corta con los quehaceres cotidianos puede encontrarse consigo mismo.
Ahora que mucha gente busca la forma de descansar el cuerpo y salir de la rutina, yéndose a la playa o al campo, quizá también sea un buen momento para dar descanso al alma y reencontrarse consigo mismo, redescubrir todo lo bueno que uno lleva dentro y buscar más profundamente a Dios.
Mangantes, descansen y márchense a un lugar tranquilo, porque eso es practicar el Evangelio.
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