Queridos mangantes, este fin de semana estoy cumpliendo 3 años de mi venida a esta tierra dominicana.
Aterricé un viernes, y el sábado y domingo ya estaba en la parroquia con las misas, conociendo a la gente y empapándome de la forma de sentir, pensar y actuar de por aquí.
En estos tres años he reído y llorado, he ido deprisa en unas cosas y despacio en otras, he compartido las alegrías y las penas de muchas personas, he confesado mucho mucho (más que en todos mis anteriores años de sacerdote), he tenido que cambiar algunas cosas de mi forma de ser para adaptarme más a lo que aquí se vive, he vivido la distancia de la familia y los amigos en momentos difíciles y que me necesitaban, he aprendido a valorar mucho más las cosas de cada día, he tenido que desterrar de mi vocabulario el "vosotros" y sustituirlo por "ustedes", he tenido que improvisar en muchos momentos, acostumbrarme a predicar todos los días, he aprendido a convivir con muchachos jóvenes dominicanos (futuros mercedarios), ayudándoles en su proceso de búsqueda vocacional, he tenido la suerte de tener a mi alrededor muchos niños y jóvenes que con sus voces han empezado a abrir un horizonte nuevo (Corazón Sincero- Limpiabotas, Grupo 5,13 y Corito Chichigua), he escrito mucho mucho, más que en toda mi vida, he aprendido a manejar un blog y de forma periódica decirle cosas dulces, amargas e insípidas a todos los mangantes que se asomaban a leer este blog...
Después de estos tres años aquí puedo echar la mirada atrás y decir claramente que no me arrepiento de toda esta travesía y experiencia dominicana. Soy feliz haciendo lo que hago y estando donde estoy. No sé dónde me llevará la vida en el futuro, pero nunca me arrepentiré de esta etapa de mi vida.
Hay una circunstancia que quizá podrá pasar desapercibida, pero este fin de semana celebramos el DOMUND (Domingo Mundial de la Propagación de la Fe; Domingo Mundial de las Misiones). Cuando llegué a esta isla también ese fin de semana se celebraba el DOMUND. Quizá fue una coincidencia que yo, misionero, comenzara mi andadura en ese día de las misiones. Eso es lo de menos. Lo importante es que Dios me eligió para ello y aquí estoy con mis fragilidades (muchas) y mis virtudes (no tantas) anunciando el mensaje de Jesús lejos de mi tierra.
Mangantes que me leen, ¿alguno quiere ser misionero?
Su presencia en este país es un honor y un prestigio. Su trabajo no tiene precio. Lo sabemos todos los que a diario vemos sus obras de bien social. Que dure muchos años su permanencia en esta tierra, necesitada de hombres de bien como usted.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Desde La República Dominican
te felicito Santi,realmente se nota que eres feliz haciendo lo que haces y cuando una persona es feliz lo contagia a su alrededor,felicidades a Ti y a las personas que tienen la suerte de contar con tu presencia... un saludo desde herencia.
ResponderEliminarHola Santi.
ResponderEliminarHacía mucho tiempo que no participaba en el blog. Perdón. Otras circunstancias en mi vida y que tu sabes muy bien, de que se trata, me lo ha impedido. Ahora que ya estan mas o menos colocadas todas las cosas en su sitio, vuelvo, aunque en ningún momento habeis faltado en mis pensamientos y oraciones...pues tú y todas esas personas que te rodean habeis sido uno de los pilares para ese cambio particular.
Pero esto no era lo que queria comentar, era la simple disculpa de mi ausencia.
Felicidades, por ser feliz por lo que deseas, por hacer feliz a mucha gente (comparto el pensamiento de Marihal), a las de Santo Domingo y las de España...Tu vocación misionera, da frutos, has llevado un mensaje y la gente lo recibe, les llega. Aterrizastes el día del Domund y eso tiene mucho que ver.
¡Enhorabuena!