Jesús en el evangelio de este domingo
también cuenta a sus discípulos el final de la “película de la humanidad”. Nos
da algunas pistas, pero no nos cuenta todo el final, porque entonces no tendría
emoción.
Nos dice que el sol se hará tinieblas,
la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los ejércitos
celestes temblarán… Pero también nos deja algunas incógnitas: El día y la hora
nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.
Y es que Jesús nos deja algunas
incógnitas y preguntas para que las resolvamos nosotros y les demos respuesta.
Si él nos contara todo el final de la película, todo el Misterio del final de los
tiempos, a nosotros ya no nos interesaría ver el final y desenlace del mundo.
Nos quedaríamos acomodados esperando ese momento final, perderíamos la ilusión
por transformar este mundo y darle otro color. Nos ocurriría como aquel al que
le contaron el final de la película, que ya no se siente deseoso de ir a verla
porque le han contado el final y pierde la motivación.
Lo que nos toca a nosotros es no ser
impacientes, confiar más en Dios y saber que Él es el que conoce cuándo será el
día y la hora. Mientras tanto, trabajemos y luchemos por hacer un mundo más
habitable, más justo más humano y más divino.
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