La figura del Pastor es una de las más
repetidas en el Evangelio por Jesús. Continuamente Él se pone como pastor y nos
trata a todos los demás como ovejas.
Se ve que eran muchos los pastores que
le seguían y por eso utilizaba esa comparación para hablar de Él y de nosotros.
Lo interesante del tema es que el
único y verdadero Pastor es Él, y las ovejas somos muchas, tantas que es
difícil de contabilizar. Eso hace que Jesús tenga mucho, pero que mucho
trabajo, porque algunas ovejas son fáciles de llevar pero otras son rebeldes y
respondonas. Incluso alguna oveja se convierte en cabrito o cabrita en más de
una ocasión.
Por eso, les invito a que hagamos lo
más fácil y llevadero el trabajo de Pastor a Jesús. ¿Cómo? Muy sencillo:
- - Siendo dóciles a su voluntad, escuchando atentamente su Palabra y dejándonos llevar por Él.
- - Compartiendo con las demás ovejas el pasto, el alimento y nuestra vida; no pisándonos y haciéndonos daño.
- - Buscando junto al Pastor a aquellas ovejas que andan despistadas y perdidas.
- - Llamando con nuestro “balido” a otras ovejas que quieran ser de este mismo rebaño.
- - Dando “buena leche”, y no “mala leche”, con la que se pueda hacer un buen queso o un yogurt que cualquiera pueda tomar.
Para Jesús sería más fácil ser un Buen
Pastor, si nosotros somos Buenas Ovejas.
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