14 de junio de 2013

Jesús tiene buen olfato




Jesús nos sorprende una y otra vez, a través de sus palabras, sus gestos y milagros.
En este domingo nos sorprende, porque de manera intuitiva descubre en una mujer algo que ninguno de los que estaban allí había podido ver.
La mujer que limpia los pies de Jesús con perfume, nos dice el Evangelio que era una pecadora. Probablemente se dedicaba a la prostitución o andaba con varios hombres al mismo tiempo. Eso estaba mal visto entonces como ahora. Todos la juzgan, la acusan, la miran mal (como ocurre ahora también). Pero ella, atrevida, se pone a limpiar los pies de Jesús con perfume. Y Jesús, con el buen olfato que le caracteriza para detectar pecadores, descubre el gesto precioso de aquella mujer que, con humildad, quiere agradar a Jesús y mostrarle su arrepentimiento.
Lo más valioso que tenía una “mujer de mala reputación” era el perfume con el que embriagaban a los hombres y los cautivaban. Y ahora es Jesús quien queda cautivado, pero no por el perfume, sino por los deseos de arrepentimiento de aquella mujer, por sus deseos de cambiar y empezar una nueva vida.
Ella se reconoce pecadora, pero quiere empezar de nuevo.
Los que por allí andaban sólo veían el pecado en ella, sin embargo Jesús ve su arrepentimiento.
Hermanos y hermanas, si somos pecadores, aprendamos a arrepentirnos y cambiar, como lo hizo aquella mujer. Dios está siempre de oferta y nos brinda el perdón.

Jesús tiene un olfato increíble para saber quién quiere arrepentirse de sus pecados. ¿Tenemos el perfume necesario para derramarlo sobre Jesús y que él nos perdone como perdonó a aquella mujer?

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