Y es que nuestro objetivo en la vida no está tanto en vencer al mal, sino en hacer mucho mucho bien.
A veces se pierde mucho tiempo combatiendo al Maligno, viendo al Demonio o al Diablo por aquí o por allá, y nos olvidamos que a quien tenemos que ver es a Dios. Hay gente, y aquí en República Dominicana ocurre demasiado, que está todo el día huyendo del Diablo, luchando contra él o pensando que algunas cosas que nos ocurren son por influencia del Maligno. Tiempo perdido y malgastado. ¿Por qué esas personas no ocuparán su tiempo y sus energías en buscar a Dios y notar su presencia en la tierra?
La alegría no la vamos a encontrar sometiendo a los malos espíritus. La alegría la vamos a alcanzar cuando veamos nuestros nombres inscritos en el cielo.
Queridos mangantes, ¿han mirado ustedes al cielo? Fíjense bien. ¿Ven allí inscrito su nombre? Si lo ven, pueden quedarse tranquilos, pero si no lo ven, hagan lo posible por hacer méritos para que su nombre esté escrito ahí en lo más alto.
¿Cómo pueden hacer para ver su nombre escrito? Muy sencillo, es tan simple como predicar la Palabra de Dios como lo hicieron aquellos 72 que Jesús envió. Y recuerden que la predicación es con palabras y con obras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario