Cuando pensamos en Juan el Bautista
enseguida nos viene a la mente una de las frases que él pronuncia cuando
predica en el desierto: “Preparen el camino al Señor, allanen sus senderos”.
Allanar los senderos es algo propio de
aquellos que se dedican a asfaltar las carreteras, caminos y calles. En nuestro
país parece que hay pocos que se dediquen a esas tareas, porque por todos
sitios que vamos nos encontramos con hoyos que nos incomodan el tránsito y en
más de una ocasión nos dañan las gomas de nuestro vehículo.
Si eso lo llevamos a nuestra vida
cotidiana y lo aplicamos a las relaciones humanas, también descubrimos “hoyos”
que incomodan nuestro tránsito.
A veces tenemos vecinos que nos
molestan, incomodan o insultan, que nos botan la basura en nuestra puerta o que
ponen la música tan alta que no hay forma de descansar en la noche.
Otras veces tenemos un jefe que molesta
demasiado, que no valora nuestro trabajo, que nos explota y exige demasiado.
En otras ocasiones, hay algún familiar
que nos falta el respeto o se burla de nosotros, que no nos habla o nos habla
mal.
Hay personas que sólo buscan el
conflicto, la guerra, el enfrentamiento y la pelea.
Si nosotros caemos también en esos
hoyos y nos dejamos arrastrar por esas actitudes, al final no hay quien viva, y
esta vida se convierte en un sufrimiento continuo.
Tomemos ejemplo de Juan el
Bautista y allanemos el sendero al Señor, y a los hermanos y hermas que están a
nuestro alrededor. Así todos podremos vivir en paz y en armonía.
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