Había
una vez un panal de abejas que era muy conocido en toda la comarca porque daba
una miel muy rica, dulce y sabrosa. Incluso algunas personas decían que era
curativa y que había sanado a algunas personas que tenían problemas de
estómago.
La
Abeja Reina se sentía orgullosa de sus abejas obreras y continuamente las
animaba a seguir recolectando néctar para elaborar la miel más rica del lugar.
Pero
un día los agricultores de la zona empezaron a utilizar pesticidas y productos
que debilitaban, adormecían y dañaban a las abejas obreras. La Abeja Reina veía
que su Reinado se debilitaba y la miel tan rica que daba en otro tiempo aquel
panal estaba perdiendo calidad.
Empezó
a pensar en cómo dar solución a aquella terrible desgracia: “organizaremos una
batalla contra los pesticidas” –pensaba la Abeja Reina-, “dejaremos de elaborar
miel y nos dedicaremos a otra cosa” –se le pasaba por la mente a la Reina-,
“huiremos a otro lugar” –meditaba nuestra amiga-.
Pero
veía que todas aquellas soluciones no eran viables. Si querían luchar contra
los pesticidas morirían la mayoría de las abejas; si pensaban en dedicarse a
otra cosa eso era imposible, las abejas sólo saben elaborar miel; si huían
quizá no encontrarían un buen lugar donde establecerse y algunas abejas
morirían por el camino.
Entonces
pensó: “Ya sé lo que haré. En lugar de quedarme aquí cómodamente en el panal, sentada
en mi trono, saldré afuera y acompañaré a mis abejas obreras, les ayudaré a
recolectar miel, sanaré a las enfermas, animaré a las abatidas, despertaré a
las adormecidas y les haré ver la importancia que tiene el trabajar unidas.
El
comportamiento de aquella Abeja Reina levantó cierto revuelo y desconfianza en
algunas abejas que decían. “Esto nunca se ha visto aquí: la Abeja Reina fuera
de su trono y ayudando a las obreras. ¡Menudo escándalo!”
Pero
la actitud de esta Reina empezó a transformar a las demás abejas y muchas
comenzaron a seguir su ejemplo. Poco a poco el ambiente del panal cambió y de
nuevo todas las abejas se hicieron fuertes ante los pesticidas. Volvieron a elaborar
la más rica miel de la comarca y se respiraba un ambiente de alegría y de
trabajo.
Hay
quien dice que la Abeja Reina aún sale cada día temprano y anima de palabra y
de obra a cada abeja del panal.
Mangante, ¿encuentras algún parecido entre la Abeja Reina y Jesús?
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