“No se
enciende una luz para esconderla”- eso nos dice Jesús en el evangelio de este
domingo.
Vivimos en
un barrio donde no siempre tenemos las horas de luz que quisiéramos ni las que
por justicia nos merecemos. Es cierto que hay mucha gente que no paga, que no
cumple con sus obligaciones y roba la luz. Pero también es cierto que los que
son responsables y buenos ciudadanos no pueden disfrutar de un servicio de luz digno.
En el
fondo las autoridades y empresas encargadas de abastecernos de luz están
haciendo lo contrario que dice el evangelio, porque están escondiendo una luz
que todos tenemos derecho a disfrutar siempre que la paguemos.
Desde
nuestra comunidad algunas personas se están movilizando para conseguir que
disfrutemos de más horas de luz, y ojalá las famosas “24 horas”. Creo que todos
debemos apoyarlos y colaborar. ¿Cómo? Muy sencillo:
-
Aquellos que roban la luz
que dejen de abusar y quitar algo que no se merecen, porque no están pagando. En
los mandamientos que aprendimos de pequeños se nos dice: “No robarás”.
-
Aquellos que tienen la
responsabilidad de suministrar la luz que dejen de cometer injusticias y realmente
a las personas que pagan les ofrezcan un servicio de luz digno las 24 horas.
-
Aquellos que se están
movilizando y buscando esta mejora del servicio de la luz a favor de todos, que
sigan esforzándose y procurando el bien común.
-
Todos los demás sigamos
creyendo y confiando en que cuando nos unimos y luchamos de forma pacífica por
una buena causa, se puede conseguir.
Recuerden, “no se enciende una luz
para esconderla”, y yo añado: “no existe la luz eléctrica para esconderla”.
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