Algunos
aspiran a tener un buen carro; otros a vivir en una casa muy lujosa; los hay
que su sueño es tener mucha comida; otros desean tener mucho mucho dinero para
poder vivir bien; También algunos aspiran a estudiar una buena carrera
universitaria que les dé prestigio y puedan tener un trabajo que les reporte
muchos beneficios económicos...
Las
aspiraciones, los deseos y los sueños de la gente son múltiples y variados,
pero casi siempre, por desgracias, son aspiracines que tienen que ver con lo
terrenal, con lo mundano, con el lujo, el dinero y el confort, con el prestigio
o con la fama, con la comodidad…
Sin
embargo, en el Evangelio de hoy Jesús nos invita a la perfección. Quiere que
seamos perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto.
¿Y en qué
consiste esa perfección? –En poner por encima de todo en nuestra vida el AMOR.
Todas las
aspiraciones y sueños que enumeraba más arriba nos llevan a pensar solo en
nosotros, a convertirnos en personas egocéntricas. Pero la propuesta de Jesús
va encaminada al altruísmo, a la donació por los demás y la entrega por los
otros.
Si queremos ser auténticos y vivir al
estilo de Jesús de Nazaret, solo podemos hacerlo desde el amor a Dios y al
prójimo.
Amor es lo que vi el viernes en el pabellon de mi pueblo,cuando te vimos en el video con el corito,mas de uno estaba con la lagrimilla al oir a tu padre pero de alegria claro.
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