24 de agosto de 2012
Unos van y otros vienen
Mangantes, el evangelio de este domingo nos hace ver que no todos siguen a Jesús, que ante sus palabras algunos deciden continuar con Él y otros abandonar el camino.
Era normal en aquella época: ¿quién iba a seguir a alguien que era tan radical y tan claro en los planteamientos? - sólo algunos.
Y es normal también ahora. Vemos que muchos son los que escuchan las palabras del Evangelio, pero no todos están dispuestos a embarcarse en esa aventura.
Si observamos los niños de ahora, ¿cuántos reciben la Primera Comunión y -muchas veces- "la última"? Se acercan a escuchar a Jesús porque tiene un lenguaje atractivo, un contenido especial, se animan con facilidad, pero luego se desinflan... El día de la Primera Comunión todo el mundo sale lindo y bonito en la foto, ahí no falta nadie. Pero si la foto la hiciéramos al domingo siguiente muchos niños ya no saldrían, sencillamente porque no vuelven a Misa jamás. Es fácil escuchar la Palabra, pero cuando se nos pide que nos comprometamos ya nos cuesta más.
¿Cuántos jóvenes asisten a clase de religión, a catequesis de Confirmación, a campamentos o convivencias cristianas? ¿y cuántos quedan después de unos años? Y es que ocurre lo mismo que en tiempos de Jesús: muchos quedan fascinados ante sus palabras, ante sus milagros, pero no todo el mundo está dispuesto a comprometerse con él.
Y eso no es ni bueno ni malo. Simplemente ocurre por dos razones: porque las personas somos frágiles, nos cansamos pronto y nos da miedo el compromiso; y porque somos libres y podemos elegir entre seguir a Jesús o no seguirle. Así de sencillo.
Tú, Mangante: ¿vas o vienes?
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