20 de enero de 2010

Un Mango para Boli

Hola, Boli, ¿cómo van las cosas por Sarria? -Espero que bien y que todos los esfuerzos que hacéis en el Colegio den fruto.
Te escribo porque el otro día estando en diálogo con un joven de 15 años -Kevin se llama él- me dijo: "Sabe, Padre, yo soy cristiano y creo en Jesús, y pienso que Él nos ha salvado; pero no quiero ser católico porque los católicos critican y hablan mal de los evangélicos (protestantes), ni tampoco quiero ser evangélico porque hacen lo mismo con los católicos. Y yo pienso que eso no es lo que quiere Dios".
También un domingo al salir de Misa y montarme en el carro vi cómo dos señores me hacían señas para que les atendiera, y me enseñaban unos folletos; yo amablemente bajé la ventanilla y les pregunté qué es lo que deseaban, y me empezaron a contar que ellos habían encontrado la verdad en Jesús, que Él nos había salvado, etc... Les dije que yo era uno de los padres de la parroquia y que estaba de acuerdo con ellos. Les cambió la cara, me dieron los buenos días y se marcharon. Estaban en la misma puerta de nuestra parroquia intentando convencer a la gente. ¡Increíble!
Te cuento estas experiencias, porque en esta semana (del 17 al 25 de enero) estamos celebrando la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, y no sé yo hasta qué punto estamos dando pasos hacia la unidad o hacia la separación y el posicionamiento ideológico. Bien es cierto que cuando las Iglesias hermanas protestante, anglicana, calvinista, ortodoxa... se separaron había razones que les llevaron a tomar esa decisión y también no es menos cierto que la Iglesia católica no pasaba por sus mejores años y había corrupción e incoherencias en sus prácticas religiosas. Pero creo que estamos en un momento en el que debemos buscar la unidad, no sólo de palabra, sino con obras, con detalles concretos. Es fácil hablar de Ecumenismo, pero cuando ves que unas iglesias intentan quitar fieles a otras, cuando el argumento para que la gente descubra la fe es desautorizar a los demás, o cuando cada uno nos consideramos dueños absolutos de la verdad, todas las ideas ecuménicas se desvanecen. En el fondo el nombre es el mismo: cristianos; lo que cambia es el apellido: protestante, evangélico, católico, ortodoxo, adventista...
Aquí, en concreto, hay muchas confesiones cristianas; practicamente en todas las calles de nuestro barrio hay alguna capilla o templo donde los hermanos protestantes celebran el culto. Es curioso pasar por las calles y a cada dos pasos escuchar gente cantando y rezando, gritando "Aleluya", "Amén", "alabado sea el Señor"... No tenemos ningún problema con ellos, pero también es verdad que no hay ningún acercamiento ni detalle por nuestra parte de encontrarnos y compartir, de alguna forma, nuestra misma fe.
No sé cómo lo ves tú, Boli, pero yo creo que son más cosas las que nos unen que las que nos separan.Quizá estas cosas no ocurren tanto por España, la situación es diferente y no hay tanta variedad de creencias. Pero pienso que si gastamos energías en enfrentamientos inútiles o en disputas ideológicas, estamos olvidando lo que nos dijo Jesús: "Que sean uno, Padre, para que el mundo crea que Tú me has enviado".
Pues eso, que busquemos la unidad y anunciemos el mensaje de Jesucristo, no el nuestro propio.
Bueno, Boli, quién sabe si algún día tú puedes estar saboreando estos mangos aquí en vivo y en directo. Hasta entonces degusta estos mangos cibernéticos.
Un abrazo y da recuerdos a la comunidad. Un saludo especial también para todos los que forman el MJM de Sarria.
Fdo.: Un cristiano.

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