25 de enero de 2014

¿Cómo pesca Francisco?

Hace un año Benedicto XVI sorprendió al mundo entero al anunciar que renunciaba como Papa y que se abría un período nuevo para elegir a su sucesor. Fueron momentos de incertidumbre, de búsqueda de rumbo, de esperanza y preocupación, porque si un Papa renuncia es porque algo está pasando.
A los pocos meses recibíamos con alegría la elección de Francisco como Pastor máximo de la Iglesia. Y desde entonces el Obispo de Roma no ha parado de pescar y sorprender al mundo. El que un Papa pesque y extienda el Evangelio en la tierra no es ninguna novedad, pero que lo haga de la forma como lo está haciendo Francisco sí que es nuevo. ¿Por qué Francisco está convenciendo y ganándose la simpatía de todos? ¿cuál es el estilo de pescar de Francisco? He aquí algunos detalles:
- Francisco se muestra alegre, sonriente. Tiene un rostro amable y cercano.
- Francisco no anda con ropajes extraños, con vestimentas de otra época.
- Francisco anuncia y vive el Evangelio con sencillez, con un lenguaje directo y fácil de entender para todos.
- Francisco no huye de los periodistas y sus preguntas malintencionadas. Trata todos los temas con respeto.
- Francisco está abierto al diálogo con todos, sobre cualquier tema.
- Francisco critica y exige primero a los de dentro (sacerdotes, religiosos, religiosas…) para que seamos consecuentes con el Evangelio. A los pastores de la Iglesia les invita a oler a oveja.
Por esto y por otros motivos podemos decir que Francisco no es solo un buen Pastor sino un buen Pescador.

18 de enero de 2014

Una buena limpieza


“Codero de Dios, que limpia el pecado del mundo”, eso es lo que escuchamos en el Evangelio de este domingo. Vemos que nuestras calles muchas veces están sucias, que todo el mundo tira las cosas al piso, que cantidad de perros callejeros andan removiendo y revolviendo la basura… ¡Qué bien nos vendría una buena limpieza! Pero la limpieza no sería solo de la basura física, también nos vendría muy bien una limpieza de la basura personal. Una limpieza de muchas personas que lo único que hacen es contaminar, ensuciar, manchar y dañar lo que otros hacen.
Por ejemplo, vendría muy bien una limpieza de políticos corruptos, interesados y egoístas; también podríamos conseguir una limpieza de periodistas mentirosos, manipuladores y malintencionados que cuentan las noticias según su interés. Sería fantástica una limpieza de sacerdotes, religiosos o religiosas que no cumplen con sus obligaciones o que su conducta moral no va en sintonía con lo que predican. Quizá la limpieza pueda extenderse a esos papás o mamás que de forma irresponsable abandonan a sus hijos. La limpieza podría alcanzar a aquellos esposos que maltratan a sus esposas verbal o físicamente, que las engañan y tienen líos amorosos con otras.
Hay tanto que limpiar… que la lista podría ser infinita. Tenemos la suerte de tener un Dios bueno, misericordioso y compasivo, que se apiada de nosotros y nos da una nueva oportunidad, pero cuidado… no vaya a ser que las oportunidades se nos vayan agotando y nos afecte también esta “limpieza general”.

13 de enero de 2014

Bautizarse, ¿para qué?


Vivimos en un mundo donde se premia la cantidad y no la calidad, donde se valora más el tener que el ser, donde el valor de las personas se contabiliza por la cantidad de dinero que tienen en el bolsillo y no por los gestos que salen de su corazón.
Nuestro mundo ensalza la fachada y no el interior, la apariencia y no el fondo. Y a veces eso se nos cuela en la Iglesia, vivimos de la apariencia, de las formas exteriores y no del fondo.
Cuando nos ponemos a pensar en la cantidad de personas que han sido bautizadas, pero no ejercen su compromiso de cristianos, tenemos que preguntarnos qué es lo que está ocurriendo. Quizá el bautismo se está convirtiendo en una fiesta social, en una excusa para celebrarle una fiesta al niño o la niña recién nacida… y lo de menos es el sacramento que estamos viviendo. Es curioso ver cómo muchos padres y padrinos traen a sus niños a bautizar, pero a ellos no se les ve por ningún sitio en la parroquia. Es curioso ver cómo algunos padres tienen mucho interés por que sus hijos reciban este sacramento y luego ellos no practican ningún sacramento: ni la Eucaristía, ni el Perdón, ni han recibido la Confirmación, ni están casados por la Iglesia…
La pregunta que nos hacemos es: ¿para qué bautizan esas personas a sus hijos? ¿por superstición? ¿por tradición familiar? ¿porque todo el mundo lo hace?... Si éstas son las razones que nos mueven, estamos demostrando que solo nos importa la apariencia, la fachada, el exterior.
Quizá sea mejor que haya menos personas bautizadas, pero las que reciban el Sacramento sean más auténticas y comprometidas con Dios, con el hermano y con uno mismo.

1 de enero de 2014

Mango y Manguillo: ¿Por qué pasan los años?


Manguillo: Mango, Feliz año 2.014
Mango: Gracias, Manguillo, igual para ti.
Manguillo: Quería hacerte una pregunta: ¿Por qué pasan los años? ¿Por qué pasa el tiempo?
Mango: La pregunta te la devuelvo yo a ti: ¿Cómo se mantiene más limpia y pura el agua: cuando corre y avanza en un río o cuando se queda estancada?
Manguillo: Eso es fácil de responder: el agua se mantiene más pura y limpia cuando corre y va de un lugar a otro, porque cuando se estanca empieza a llenarse de suciedad, huele mal y acumula muchos insectos.
Mango: Pues igual te respondo yo a ti: El tiempo pasa porque es la única forma de que las personas no nos estanquemos; es la única forma de poder renovarnos y tener más vida.