8 de marzo de 2010

Que prepare la boca Obama...

Hoy, mientras comíamos, uno de los postulantes que viven con nosotros me dice: "que prepare la boca Obama... porque le va a entrar un mango con hueso y todo". Y efectivamente, parafraseando el Salmo 80: Obama, "abre la boca que te la llene...". Quiero enviar otro mango a mi querido amigo Obama; espero que la digestión no le sea pesada y angustiosa; aunque estoy seguro que no va a tener retortijones ni va a tener que tomar Almax.
Querido, Barack, ¿se acuerda que un día le hablé de mi hermano mercedario y de cómo le habían denegado la entrada en su "atractivo" país? - Pues de nuevo vengo a hablarle de lo mismo, porque, sin saber la razón, o al menos conocer un motivo convincente, le han vuelto a denegar la entrada a mi compañero en Puerto Rico.
La única razón que nos han dado es que mi compañero no es de fiar y que él está buscando aprovechar esta situación para poder entrar en el país y quedarse allí. Hemos presentado de todo: documentación del banco, avales de distintas personas de Puerto Rico, justificantes administrativos... y nada. Nos argumentan que si quiere hacer Ejercicios Espirituales puede hacerlos aquí, no es necesario ir allí.
Al final no nos quedará más remedio que ir en Yola (cayuco, patera), pagar 50.000 pesos (1.000 euros) y realizar una ruta de vida o muerte, porque casi es la única forma de entrar en Puerto Rico.
Obamita, Obamita, usted piensa que mi hermano mercedario puede entrar a su país a aprovecharse, a vivir de la mendicidad, o enturbiar la sociedad norteamericana, y no se da cuenta que en su país viven, han entrado y están entrando ladrones de guante blanco todos los días, gente que no da buena imagen. Le pongo algunos ejemplos: José María Aznar ha ido y venido en varias ocasiones, sí, sí, ese señor que públicamente manda a la gente a tomar por... alzando el dedo corazón...; Hugo Chávez, ese presidente impertinente, charlatán, que critica y saca los colores a la política norteamericana...; los médicos y enfermeros puertoriqueños que fueron en ayuda humanitaria a Haití y, en medio del dolor y la tristeza, se fotografiaron con armas en las manos, brindando y de fiesta...
Bueno, Barack, no quiero cansarle, supongo que tendrá cosas más importantes en las que pensar y no perder el tiempo en si un mercedario entra o no en su país.
Terminaré esta carta cambiando mi última frase con respecto a la primera misiva que le envié y acabaré diciendo: "benditos gringos". Espero que así se nos abra la puerta.
Fdo.: Un "amigo íntimo" de los EE.UU.

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