6 de febrero de 2013

El hábito no hace al monje


HÁBITO DEL CONSAGRADO

     Últimamente he tenido varias experiencias que tienen que ver con el hábito, sí, sí... eso que nos ponemos los religiosos y religiosas que pertenecemos a alguna congregación.
     Y en todas llego a la conclusión que "el hábito no hace al monje".
     Primera experiencia: Salgo andando para la calle para ir a Misa con uno de mis hermanos de comunidad, que aún no es sacerdote. Y me dice él: "¿te importa que vaya con el hábito? es que así no tengo que llevarlo en una percha, y, al llevarlo puesto, voy más cómodo". "Haz lo que quieras" -le contesto. Durante todo el trayecto la gente nos miraba y decía: "adiós, padre", "bendiciones, padre", "buenas tardes, padre"... Ustedes pensarán que era a mí a quien saludaban, pues no. A quien se dirigían era a mi compañero al que veían vestido con el hábito mercedario y pensaban que era sacerdote. Sin embargo, nadie se fijaba en mí, porque yo iba vestido como la gente de la calle. Como ven, el hábito no hace al monje, ni, en este caso, el hábito hace al sacerdote.
     Segunda experiencia: Hace poco hemos celebrado el Día de la Vida Consagrada y allí se podían ver diferentes modelos de hábito: los había blancos, marrones, azules, negros..., los había más cortos y más largos, con toca y sin toca, con escapulario y sin escapulario, con capucha y sin capucha, con crucifijo y sin crucifijo. Algunos eran lindos y otros... poco acertados estéticamente. Respeto a quien se quiere poner el hábito (yo me lo pongo en algunas ocasiones), pero quizá a veces, queríéndolo o sin querer, en la Vida Religiosa perdemos mucho tiempo en todo eso y nos olvidamos de los pobres, quienes deben ser nuestro centro de atención. Porque el hábito no hace al monje, sino que es el trabajo con los pobres el que hace al monje.
     Tercera experiencia: en una celebración en que estaba dirigiendo al Corito Chichigua se me acercó una persona y me dijo: "Hola, Señor, le felicito por la labor que hace con estos niños. ¿Es usted voluntario en la Parroquia?". "No" -le dije- "yo soy uno de los sacerdotes". "Ay, perdone usted, es que como no le vi que estuviera con el alba y la estola, no imaginaba que fuera padre". El hábito no hace al monje, ni el alba al sacerdote, sino el espíritu de servicio al pueblo de Dios, y eso no se ve con ojos humanos.

1 comentario:

  1. Yo creo que aunque es cierto que el habito no hace al monje, estamos en unos tiempos dificiles. En la que identidad se desdibuja facilmente. Y el habito, pese o no, es la unica "marca visible" del trabajo que se hace.

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