8 de febrero de 2014

No existe la luz eléctrica para esconderla


“No se enciende una luz para esconderla”- eso nos dice Jesús en el evangelio de este domingo.
Vivimos en un barrio donde no siempre tenemos las horas de luz que quisiéramos ni las que por justicia nos merecemos. Es cierto que hay mucha gente que no paga, que no cumple con sus obligaciones y roba la luz. Pero también es cierto que los que son responsables y buenos ciudadanos no pueden disfrutar de un servicio de luz digno.
En el fondo las autoridades y empresas encargadas de abastecernos de luz están haciendo lo contrario que dice el evangelio, porque están escondiendo una luz que todos tenemos derecho a disfrutar siempre que la paguemos.
Desde nuestra comunidad algunas personas se están movilizando para conseguir que disfrutemos de más horas de luz, y ojalá las famosas “24 horas”. Creo que todos debemos apoyarlos y colaborar. ¿Cómo? Muy sencillo:
-       Aquellos que roban la luz que dejen de abusar y quitar algo que no se merecen, porque no están pagando. En los mandamientos que aprendimos de pequeños se nos dice: “No robarás”.
-       Aquellos que tienen la responsabilidad de suministrar la luz que dejen de cometer injusticias y realmente a las personas que pagan les ofrezcan un servicio de luz digno las 24 horas.
-       Aquellos que se están movilizando y buscando esta mejora del servicio de la luz a favor de todos, que sigan esforzándose y procurando el bien común.
-       Todos los demás sigamos creyendo y confiando en que cuando nos unimos y luchamos de forma pacífica por una buena causa, se puede conseguir.

Recuerden, “no se enciende una luz para esconderla”, y yo añado: “no existe la luz eléctrica para esconderla”.

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