21 de noviembre de 2010

Un Mango para Benedicto XVI

     Querido Benedicto XVI, aunque compartimos el mismo ministerio sacerdotal, usted de papa, claro, y yo de sacerdote y religioso, no hemos tenido nunca la oportunidad de vernos e intercambiar unas palabras. Pero, con los debidos respetos, quiero enviarle un Mango, dulce evidentemente, no se me asuste, para invitarle a participar en una Eucaristía especial, diferente, sin cámaras de fotos, sin vídeos, sin grandes aglomeraciones, sin multitudes, sin grandes ritualismos, con poco incienso o con ninguno, con poco ropaje... pero con mucha vida.
     Se trata de las Eucaristías que en pequeñas comunidades se celebran en la parroquia donde vivo. Consiste en que las personas de un sector o zona parroquial se reúnan en una casa y allí recuerden la Última Cena del Señor.
     No se reúnen más de 20 o 30 personas, los que caben más o menos en la casa y algunos que a través de las rejas contemplan el maravilloso acontecimiento de la presencia del Señor en ese Pan y ese Vino.
     La mesa en la que come la familia normalmente se convierte esa tarde en altar; la vela que la abuela enciende cada vez que se marcha la luz es la misma que alumbra en la celebración; el mantel que cubre el altar es el que la mamá tiene reservado para cuando vienen las visitas importantes; las flores que adornan el salón son las que el padre de familia ha cortado del pequeño jardín de la casa; la Biblia que la más pequeña de la casa utiliza para la catequesis es la que se lee en la Liturgia de la Palabra, la cruz que preside la celebración son dos palos que el abuelo ha tallado y unido con dos cuerdas... y así, en familia, Jesús se hace presente y se siente como en casa.
     Los que asisten llevan su vida, su humilde vida, a la celebración y comparten sus quehaceres, sus problemas y sus alegrías, escuchan la Palabra y la Palabra les escucha a ellos, hablan y se comunican con un Dios cercano, cotidiano y palpable.
     Todo esto no es nada del otro mundo, pero es algo de otro mundo, o al menos de otro mundo distinto en el que se mueve usted. Por eso se lo cuento, para que lo conozca y si en algún momento puede venir a celebrar con nosotros lo haga. Me imagino que le será difícil venir, pero la invitación está hecha.
     Fdo.: un sacerdote de casa

3 comentarios:

  1. Hola Padre

    No creo que el Papa te vaya a la eucaristia a la cual le has invitado, no se si sería por falta de tiempo ó porque realmente no quiere ir. A lo mejor es que le gustan mas las eucaristias llenas de gente y donde se le vea bién y donde no tenga que utilizar velas para ver.
    Saludos desde Pucela Alberto.

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  2. Hola Santi. Hola Todos.
    Perdona, que no haya, comentado nada en los últimos días... pero otras obligaciones, me lo han impedido.
    Me ha emocionado tu mango, por todo lo que encierra, porque para mi ese es el verdadero sentimiento cristiano. Estoy con Alberto. El no irá... pero el se lo pierde. A cambio, tienes esa veintena o treintena de PERSONAS (las que entran en la Casa), que si lo viven, si lo disfrutan.
    En cierta manera, es como nuestra parroquia, donde se vive y se masca esa Sensación Cristiana, donde se vive y se disfruta de ser Cristiano, porque ante todo, se Vive, se Comparte, se Ilusionan las Personas con la verdadera doctrina que Jesús nos enseño. Al menos, yo así lo siento... y así lo cuento.
    Un Simple Cristiano

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  3. Hola Santi, ¿ que tal?
    Gracias a mi hijo Jesús (tu amigo) he conocido tu blog y a partir de ahora soy asidua y comparto muchas cosas con Mango. Me gustan mucho tus comentarios sobre esas personas que no tienen nada pero lo tienen todo. Un saludo Cordial.
    Leo Abengoza.

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