14 de diciembre de 2013

Dos cucharadas de azúcar

¿Cuántos de ustedes han preparado un jugo de limón? – La mayoría, me imagino. Por eso todos sabemos que para poder tomar un jugo de limón necesitamos echarle algo de azúcar, porque si no, se nos queda precisamente “cara de limón”.
¿Por qué les pregunto esto? –Porque en este domingo estamos celebrando lo que en la Iglesia se ha conocido tradicionalmente como el Domingo de la Alegría, porque ya la Navidad está cerca y todo huele a fiesta, a felicidad y entusiasmo ante la venida del Mesías.
En la vida, ya tenemos muchos tragos amargos, muchos tragos agrios y mucha gente que vive con cara de limón. Es gente amargada, triste, desilusionada y aburrida que contagia a los de su alrededor y también les amarga la vida.
Por eso, necesitamos gente que regale azúcar, quizá con un par de cucharadas es suficiente para quitar tantas caras de limón de nuestra sociedad. Necesitamos gente que nos anime, que nos transmita alegría y esperanza.
Les propongo que en esta Navidad que se acerca tengamos a mano una fundita de azúcar y repartamos un par de cucharadas allá donde estemos. Por ejemplo: dos cucharadas a un enfermo; dos cucharadas a un vecino violento; dos cucharadas a nuestro jefe que es insoportable; dos cucharadas a mi hijo o a mi hija que no siempre hace las cosas como yo quiero; dos cucharadas a mi profesor o profesora que tiene poca paciencia conmigo… 

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