Con bastón, por si acaso

     Desde que vine a Santo Domingo en varias ocasiones he observado cómo a las 5 ó las 6 de la mañana grupos de personas salen a caminar y hacer ejercicio para estar en forma. Es evidente, por la temperatura, que a otra hora del día es casi imposible, no hay quien aguante; y es a esas horas de la madrugada cuando se organiza, de forma improvisada, "la Ruta del colesterol". Me dirán: "¡vaya novedad, en España también sale la gente a caminar a esas horas!".
     Pues sí hay una novedad: aquí no hay caminante sin bastón (mejor dicho sin palo grueso y fuerte), y no es para apoyarse y caminar mejor, ni por miedo a los perros o animales que pueden encontrarse en el camino, sino por si alguien decide pararles y asustarles de forma amigable pidiendo el dinero que llevan encima. En definitiva, por si se encuentran con algún "amigo de lo ajeno".
     Si sales a esas horas a las calles de mi barrio, -yo lo he hecho en pocas ocasiones, lo reconozco, porque no me gusta madrugar- puedes ver a muchos "caballeros andantes" empuñando su bastón, decididos a utilizarlo si alguien no les deja seguir bajando el colesterol y los triglicéridos. Y yo me pregunto: ¿realmente somos tan peligrosas las personas?
     Sí que espero que si algún día salgo a la calle a esas horas, nadie me confunda con un ladrón, porque los bastones de los caballeros tienen pinta de hacer mucho daño.