20 de enero de 2013

Virgen de la Altagracia



     Mangantes, hoy es día de fiesta en República Dominicana. Los creyentes y los no creyentes descansan para venerar a María, la madre de Jesús, bajo la advocación de la Altagracia. Creyentes y algún supersticioso que otro viajan a Higüey a pedirle a la "Tatica" (como cariñosamente se le conoce a la Virgen de la Altagracia) que interceda ante Dios para que Él les conceda todos sus deseos.
     En este día mi reflexión quiere ir dedicada al pueblo dominicano, y, jugando con el doble sentido de la palabra, diré que hay cosas que me producen "mucha gracia" (risa) y que "mucha gracia" (don, regalo) necesitamos recibir del cielo para arreglar eso.
     Comienzo...
     Me produce mucha gracia escuchar a los señores políticos justificando el paquetazo fiscal, como solución al desfalco y abuso financiero que ellos han realizado previamente. Y al mismo tiempo veo que necesitamos que la gracia de Dios a través de María venga sobre esas personas que están ahí dirigiendo nuestro país para que piensen en todos y no solo en ellos.
     Me produce mucha gracia ver que hay un plan de Alfabetización en el país, mientras el 4% del PIB no se destina a Educación. Y al mismo tiempo veo que los estudiantes de este país necesitan un soplo de gracia para poder desarrollar sus capacidades intelectuales y ser competentes el día de mañana.
     Me produce tanta gracia (y pena al mismo tiempo) ver cómo algunos policías, que son encargados de velar por la seguridad ciudadana, están mezclados y compinchados con bandas de narcotraficantes. Y al mismo tiempo pido a Dios que envíe su gracia, a través de la Virgen, a todas las familias que sufren porque alguno de sus hijos han caído en las redes de la droga.
      Me produce tanta gracia ver que los que nos llamamos cristianos y seguimos al mismo Cristo, parece que vivimos peleados, enfrentados y divididos buscando a ver quién lleva la razón. Evangélicos, Ortodoxos, Anglicanos, Baptistas, Testigos de Jehová, Mormones... todos seguimos a Jesús. Y al mismo tiempo pido a Dios que nos envíe su gracia para descubrir que son muchas más cosas las que nos unen que las que nos separan, que no ganamos nada enfrentándonos.
     Me produce tanta gracia ver cómo los sacerdotes y la Iglesia predicamos la pobreza y luego no nos falta el celular último modelo, la tablet último modelo, y el carro con mejores prestaciones del mercado. Y al mismo tiempo pido a Dios que nos envíe su gracia para que prediquemos con el ejemplo y veamos lo que es realmente importante en esta vida.
     Me produce tanta gracia (y pena) ver que hay muchas madres o padres que se marchan del país para buscar una vida mejor para sus hijos y asegurarles el pan de cada día y se olvidan de educarles, dejando esa responsabilidad a los abuelos, a los tíos u otros familiares. Y al mismo tiempo pido al Señor que, a través de María, envíe su gracia para iluminar a esos padres y ver qué es lo mejor para sus familias.
     Ojalá y estas cosas que a mí, al menos, me producen gracia porque son situaciones extrañas y chocantes, nos ayuden a cambiar nuestro país y vivir en la Gracia de Dios.
     Que María les proteja en este día.

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