Y quiero mandarle un mango dulce, porque creo que el detalle de presentar su renuncia demuestra no ser una persona atada al poder y que ha visto su pontificado más como un servicio que como un privilegio. Le llegó tarde el Pontificado y se ha marchado cuando nadie se lo esperaba. Un aplauso para este hombre de 85 años que ha puesto lo mejor de sí para llevar el timón de la Iglesia.
Cuando fue elegido yo quedé algo sorprendido y diría que enfadado, porque él se había destacado durante el pontificado de Juan Pablo II por "perseguir" a aquellos que se salían de la doctrina de la Iglesia. Sin embargo, después de casi 8 años como Papa, puedo decir que ha "perseguido" otras cuestiones más necesarias de "persecución" en la Iglesia, como era la pederastia de algunos sacerdotes, se ha acercado a otras confesiones cristianas buscando el diálogo y nos ha dejado unos documentos eclesiales de gran contenido teológico y espiritual.
Creo que ha sido un hombre valiente, muy inteligente y humilde.
Ojalá y otros papas hubiesen renunciado en su momento como lo ha hecho Benedicto XVI.
Desde Santo Domingo, desde una parroquia y un barrio donde no entendemos demasiado de burocracias vaticanas, pero sí de humanidad, le envío este mango, le felicito y le agradezco su espíritu de servicio por la Iglesia.
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