22 de febrero de 2013

Viendo visiones




Viendo visiones, hermanos, se quedaron los 3 discípulos que subieron con Jesús al Monte y escucharon las palabras que provenían del cielo diciendo que Jesús era el Hijo amado de Dios, el predilecto.
Ellos vivieron una experiencia única e irrepetible, tanto que no querían bajar del monte.
Pero no fue la única vez que vieron visiones y cosas extraordinarias. Cuando Jesús dice las bienaventuranzas vieron visiones, cuando Jesús curó al ciego, expulsó demonios o resucitó muertos, sus discípulos también vieron visiones.
Me imagino que para ellos el estar al lado de Jesús y ver las cosas extraordinarias que decía y hacía era ver visiones.
Pero también nosotros vemos visiones. Claro que sí. Miren, cada vez que una familia pobre recibe la ayuda de unos vecinos, vemos visiones. Cada vez que un niño que trabaja consigue salir de esa situación e ir a la escuela, vemos visiones. O cuando alguien que tenía una enfermedad difícil de curar y se sana, también vemos visiones. Cuando un político no piensa sólo en sí mismo y ayuda desinteresadamente a la gente, vemos visiones. Y cada vez que un muchacho o una muchacha deciden dejarlo todo y seguir a Jesús a través del sacerdocio o la Vida Religiosa, estamos viendo visiones. Cuando un Papa decide renunciar a seguir llevando el timón de la Iglesia para dejar que otras personas tomen ese timón (como ha ocurrido), estamos viendo visiones…
Es bonito ver visiones y soñar, pero les recuerdo que lo importante no es ver visiones y soñar, sino cumplir esos sueños.

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