20 de abril de 2013

Un Pastor y muchas Ovejas



La figura del Pastor es una de las más repetidas en el Evangelio por Jesús. Continuamente Él se pone como pastor y nos trata a todos los demás como ovejas.
Se ve que eran muchos los pastores que le seguían y por eso utilizaba esa comparación para hablar de Él y de nosotros.
Lo interesante del tema es que el único y verdadero Pastor es Él, y las ovejas somos muchas, tantas que es difícil de contabilizar. Eso hace que Jesús tenga mucho, pero que mucho trabajo, porque algunas ovejas son fáciles de llevar pero otras son rebeldes y respondonas. Incluso alguna oveja se convierte en cabrito o cabrita en más de una ocasión.
Por eso, les invito a que hagamos lo más fácil y llevadero el trabajo de Pastor a Jesús. ¿Cómo? Muy sencillo:
  • -       Siendo dóciles a su voluntad, escuchando atentamente su Palabra y dejándonos llevar por Él.
  • -   Compartiendo con las demás ovejas el pasto, el alimento y nuestra vida; no pisándonos y haciéndonos daño.
  • -       Buscando junto al Pastor a aquellas ovejas que andan despistadas y perdidas.
  • -       Llamando con nuestro “balido” a otras ovejas que quieran ser de este mismo rebaño.
  • -       Dando “buena leche”, y no “mala leche”, con la que se pueda hacer un buen queso o un yogurt que cualquiera pueda tomar.

Para Jesús sería más fácil ser un Buen Pastor, si nosotros somos Buenas Ovejas.

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