16 de abril de 2013

Llamar a cada uno por su nombre


Hace unos días conversaba con un joven y me decía: "mira, yo en catequesis llamo a cada niño y niña por su nombre. No ando diciéndoles `oye, muchachito', `oye, muchachita', porque creo que cada uno de ellos es importante y no hay cosa más linda que llamarle a uno por el nombre que ha recibido".
En mi recorrido como catequista o acompañante de catequistas, siempre me pareció fundamental saber y conocer el nombre de los niños, pero cuando llegué aquí a Rep. Dominicana se me complicó la historia porque hay de cada nombre que hay que hacer un curso previo para entender algunos nombres y saber cómo se escriben.
Revisando en la Biblia he recordado que Dios siempre llama a cada uno por su nombre, especialmente cuando tiene una misión preparada para alguien. Además en el relato de la creación, cada vez que Dios crea algo, lo nombra y queda hecho.
Algo así podría ocurrir entre nosotros, cada vez que dijéramos el nombre de alguien que surgiera en él o en ella una nueva creación, una recreación, una renovación que viene de parte de Dios.
Mangantes, les invito a hacer el esfuerzo de llamar a cada uno por su nombre, porque de esa forma estamos dando vida a otras personas.

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