3 de mayo de 2014

Ciegos, torpes y despistados

Parece increíble, ¿verdad? Dos discípulos, de los que estuvieron junto a Jesús en vida, iban caminando hacia Emaús, y se encuentran con el Mesías, y no lo reconocen. ¿Estaban tan ciegos? ¿eran tan torpes? ¿andaban tan despistados?...
Probablemente sí, estaban ciegos, eran torpes y estaban muy despistados. Ellos estuvieron caminando junto a Jesús y no se enteraron hasta el final cuando le vieron partir el pan.
Pero nosotros muchas veces también somos ciegos, torpes y despistados, porque Jesús también camina a nuestro lado continuamente, a cada rato, y tampoco nosotros lo reconocemos.
¿Dónde está Jesús? –Ya ustedes saben, hermanos y hermanas, pero por si acaso, les recuerdo algunos lugares privilegiados donde podemos descubrirle más fácilmente: en los barrios de los más pobres; en las personas que pasan hambre; en las niñas que son obligadas a prostituirse; en los niños que son obligados a trabajar desde pequeñitos; en los profesores que enseñan con cariño a sus alumnos, en los sacerdotes que piensan en el bien de sus feligreses; en las mamás que cargan con el peso de sus familias, ante la ausencia física, emocional o económica de su pareja; en nuestras comunidades cuando realmente vivimos comunitariamente…
Y por si acaso tienen la tentación de buscarlo donde no está, ya les digo que es muy difícil encontrarle en el Palacio Presidencial, en los políticos corruptos, en los sacerdotes que sólo se fijan en el oro y la riqueza de sus templos, en los Obispos que utilizan la autoridad para su propio beneficio, o en las empresas que destruyen la Naturaleza y contaminan nuestro mundo…
Hermano y hermana, si vas paseando por la calle y reconoces a Jesús, paseando a tu lado, salúdalo de mi parte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario