30 de noviembre de 2009

Un mango para mi primo Eduardo


Hola, Edu, ¿cómo van las cosas por Madrid? -Espero que bien y que te encuentres realizado en tu trabajo.
Te escribo (te envío un mango), porque sé que tú como abogado puedes dar respuesta a una pregunta que me vengo haciendo toda la tarde: ¿las leyes se hacen para servir al pueblo o para servir a la clase política, a los poderosos y a los ricos?
Te pregunto esto porque desde que estoy en esta tierra dominicana voy viendo que los políticos viven bien, muy bien, y sólo piensan en sí mismos, en su propio beneficio e interés, mientras el pueblo pasa hambre y miseria, el país no avanza y en algunas ocasiones sólo funciona "la ley de la selva".
La verdad es que yo no sé en qué se invierten los impuestos, el dinero que se ingresa en las arcas del Estado o del Ayuntamiento, porque yo no veo que haya muchos cambios y mejoras:
- Los semáforos la mitad de las veces no funcionan y se producen unos atascos tremendos; en algunas ocasiones están puestos en lugares totalmente innecesarios, y la gente, que es mucho más inteligente, no hace caso de ellos, claro está.
- Las calles están llenas de baches, agujeros y alcantarillas arrancadas, lo cual hace que cuando conduces te salga complejo de Carlos Sainz.
- Tenemos corriente eléctrica sólo unas pocas horas al día. Los cables de la luz cuelgan en la calle a su antojo, y si pasas por la acera tienes que ir sorteándolos porque a veces te rozan la cabeza.
- Si te para la policía y te dicen que has cometido alguna infracción, le das unos pesos (esa es la moneda de aquí) en ese momento, sin que se entere nadie, y todo arreglado.
- Los funcionarios que trabajan en la Administración Pública son los que el partido vencedor pone a dedo, sí a dedo. ¿Las oposiciones? ¿qué dices, Edu? -Eso aquí no existe. Por eso, cuando vas a realizar algún papeleo administrativo ves que en una oficina de 10 m2 trabajan 4 personas, y ninguno de ellos sabe resolver tu problema. Si eres un trabajador del gobierno y tu partido político no ha ganado, vete buscando otro trabajo, porque tienes los días contados en la Administración. Además he oído que cuando dejan su puesto administrativo se llevan los ordenadores, las sillas, las mesas... Increíble, ¿verdad?
¿Y así tú crees que puede crecer y desarrollarse un país? -No sé...
Pero lo que más rabia me da es que la gente humilde y sencilla de este pueblo adora a los políticos, los eleva a los altares, los venera y se bajan los pantalones -con perdón- ante ellos. Quizá es la reacción que tienen ante la inseguridad, la inestabilidad económica y la incertidumbre social. Ayer precisamente yo fui testigo y víctima de todo eso, porque estamos en período preelectoral y enfrente de nuestra casa hay una sede de la Junta Electoral, y durante toda la tarde y la noche hubo un grupo de más de 100 personas celebrando que ya tienen candidato para las elecciones. Se les veía felices, brindaban y bebían, porque quizá con la victoria de su candidato puedan ser algo menos pobres durante los 4 años que esté su partido en el Gobierno. Y mientras que el pueblo vive sumido en esa fantasía y sueño, los políticos siguen engordando sus arcas y enriqueciéndose a costa de los demás. ¡Qué ilusos! -los unos-, ¡qué aprovechados! -los otros-.
Y me dirás, Eduardo, que todo esto ocurre, de alguna manera, también por ahí, por España, pero creo que hay una diferencia y es que la Justicia en España normalmente actúa, mientras que aquí casi siempre también es corrupta y está en manos de los mismos políticos de turno.
Esperando que todo esto algún día pueda cambiar y haya algo más de orden empezando por los de arriba, me despido de ti. Tú intenta hacer justicia por ahí, y recuerda siempre que todos tenemos los mismos derechos por el hecho de ser personas.
Un abrazo de parte de tu primo Santi.

Pdta: Da reuerdos a Ana, a tus padres, a tu hermano Eugenio y a Sagra.

2 comentarios:

  1. Hola Santi,

    Amarga denuncia la que haces en este mango. Las preguntas que formulas solo tienen una respuesta posible: las leyes están destinadas a todos los ciudadanos, gobernantes y gobernados. Sin embargo, en los países en los que la sociedad civil es débil, sin que esto sea achacable en muchas ocasiones al pueblo, las leyes no cumplen su primordial función, que es el control del ejercicio del poder por parte de los gobernantes; más bien al contrario, esas leyes son instrumento de enriquecimiento injusto y de perpetuación en el poder de las clases pudientes.

    Resulta muy fácil argumentar, y muchos lo hacen, que una cosa es la política y otra cosa el Derecho. Mentira, el Derecho es todo. También la acción política debe desenvolverse necesariamente a través de cauces normados. Si eres alcalce de un pueblo, aunque sea de 100 habitantes, estás sometido a normas de contabilidad pública, urbanísticas, de funcionamiento de órganos municipales a la hora de tomar decisiones, medioambientales, etc., de tal manera que el político que desconoce estas normas, no es que esté haciendo algo mal, sino que directamente está malversando caudales públicos, prevaricando o realizando sobornos; es decir, está delinquiendo. Pero, claro, si no hay una instancia con poder suficiente como para controlar al que vulnera la Ley, no hay Ley posible que sea respetada.

    Países como éste en el que te encuentras son formalmente democráticos. Se han dado normas que proclaman solemnemente la Libertad, la Justicia, la Igualdad y el Pluralismo. Eso no es política, eso es Derecho, son leyes directamente invocables por cualquiera que vea cercenados sus derechos ante decisiones arbitrarias o ante la acción de caciquillos metiendo mano en arcas públicas. Pero desgraciadamente, amigo mío, estamos en presencia de normas llamadas "semánticas", es decir, normas que se encuentran escritas y han sido formalmente promulgadas, pero no tienen aplicación práctica. No la tienen porque no hay órganos que hagan cumplir las leyes.

    La causa principal de la inexistencia de órganos de control es la pobreza. Ya sé que es una obviedad como la copia de un pino, pero resulta fundamental que los políticos, la policía y los jueces se controles entre ellos.

    En definitiva, todo radica en la inexistencia de órganos que ejerzan un control recíproco para evitar el ejercicio egoísta y arbitrario del poder.

    A la gente le quedan dos opciones: la denuncia pública, con la mayor repercusión mediática posible; y el cambio de gobernantes (si los mangoneos electorales lo permitan). Respecto de esta última opción, la gente tiene que abandonar la actitud de condescencia servil hacia la clase dirigente, denunciando la corrupción (no solo a nivel de alta política sino también a ras de calle), exigiendo responsabilidades y ejerciendo el derecho de sufragio responsablemente para desinfectar los sillones públicos.

    Eduardo.

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  2. Hola, Padre inferior:
    Constato con alegría que te vas empapando de las alegrías, penas, injusticias y aspiraciones del pueblo. ¡Y yo que te creía insensible y distante!
    Ya ves qué labor más hermosa tienes entre manos.Pon en marcha tu carisma de profeta y anuncia a ese pueblo que la injusticia será vencida, que los poderosos y ricos se quedarán vacíos, que Dios está de parte de los empobrecidos y que Él vendrá, mejor dicho, ya ha venido para sacarlos de esa situación.
    Es misión tuya la de invitarles a rebelarse contra la injusticia que humilla, a invitar a no caer en la rueda de querer sacar también tajada de los corruptos, a darles ejemplo de honestidad y a liderarles en la búsqueda de soluciones entre todos y para todos.
    No desfallezcas en el empeño.
    Saludos fraternos
    K

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