26 de octubre de 2012

Ojos que ven, corazón que siente


     Si abrimos el periódico cada día, leemos noticias negativas, muertes, asesinatos, robos, corrupción…
      Si vemos la televisión aparecen abusos, mentiras, enfrentamientos, guerras, violencia…
      Si uno sale a la calle, ve en cada semáforo, en cada esquina, pobreza, miseria, personas trabajando sin dignidad, niños explotados, niñas vendiendo su cuerpo para satisfacer el deseo de los que más dinero tienen…
      Si uno sale cualquier fin de semana por algunas calles de nuestra ciudad, contempla, asombrado, cuántos jóvenes pierden el control, hipnotizados por las drogas o el alcohol…
      Ante todo eso, en lugar de pedirle a Jesús que nos haga ver, como le dice el ciego Bartimeo, quizá es mejor decirle: “Hijo de David, preferimos no ver. Mejor estar ciego… total, para lo que hay que ver”.
      Y es verdad que contemplar nuestra realidad social muchas veces nos produce dolor y preferimos mirar para otro sitio, o directamente no mirar y no ver, porque ya dicen que ojos que no ven, corazón que no siente.
      Pero eso no es propio de personas que dicen ser seguidoras de Jesús. El Maestro hoy también a nosotros nos abre los ojos y nos dice: “corazón que ve, corazón que siente”.
      Al ciego Bartimeo, Jesús le devolvió la vista, y a nosotros también nos invita a ver las cosas de otra manera y tener un corazón más sensible ante los problemas de los demás.
      Hermano, hermana, abre bien los ojos y descubre que a tu alrededor muchas personas necesitan de ti.

1 comentario:

  1. Mira que bien me hace leer esto, el otro día en mi clase de ecología el profesor decía una de sus quejas del porque no somos lo suficientemente curiosos como para leer el periódico? Alguien respondió: "No es que no seamos curiosos es que de por sí viviendo un día de nuestra vida escostoso mantenerse positivo imagínese a uno leyendo feminicidios, crímenes varios y abusos por el gobierno" yo en ese momento no pude dar una respuesta cristiana pues ahí supe que al menos para mi las malas nuevas son a penas un eco que llega a mi cuando la cosa es muy grande, que era parte del mundo que prefiere ignorar. Entonces me dije: sí leo el periódico no podré evitar estar drenada porque uno: no podré manejar la pena y dos: no podré ayudar con mucho; pero por otro lado pensé :podré contarle a generaciones venideras como pasaron y en que orden las cosas de hoy.

    La última solución por más que me guste contar historias simplemente no me motivó a agarrar un periódico, pero esta como que si. Espero poder ayudar críticamente en mis clases.

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