27 de abril de 2012

Dios y el cuidador de pájaros

     Hace unos meses, cuando estaba en España, mi hermano me contaba el caso de un joven que tenía cientos, miles de pájaros… Y todos ellos estaban en la parte superior de su casa. Los tenía de varios tipos, de varias razas, de diferentes colores, más grandes y más pequeños, más jóvenes y más viejos, los que trinaban y los que no… Y este pajarero (así se llama a los que crían pájaros) cada día que llegaba de trabajar se pasaba horas y horas alimentándolos, curando a aquellos que estaban lastimados, escuchando sus cantos, vigilando aquellas mamá-pájaras que estaban incubando, o simplemente contemplaba en silencio a “sus criaturas”. Me contaba mi hermano también que lo más admirable era que aquel joven conocía todos sus pájaros, que los tenía clasificados y les realizaba un seguimiento pormenorizado. Mi hermano terminó diciéndome: “es feliz así”.
     Ahora después de leer el evangelio de este domingo, donde se nos habla de la figura del Buen Pastor, que cuida de sus ovejas y las conoce, me ha venido a la memoria el caso de aquel joven pajarero de mi pueblo. Y es que creo que en el fondo Dios actúa con nosotros de forma muy similar a como se comporta este cuidador de pájaros: Él nos alimenta, cura a aquellos que están heridos en el cuerpo o en el alma, escucha nuestra voz cuando cantamos (y también cuando desafinamos), y muchas veces simplemente nos observa en silencio y nos contempla a nosotros, sus criaturas. Y lo más interesante es que Él –Dios–, al igual que el joven de mi pueblo es feliz.
     Yo ya sé que los pájaros no hablan, pero si le echamos un poco de imaginación y se nos ocurriera preguntar uno por uno a aquellos animalitos si quieren cambiar de dueño, estoy convencido que ninguno querría vivir en otro lugar ni tener otro cuidador que no fuera aquél que tenían. Del mismo modo, si a nosotros se nos preguntara si queremos cambiar de dueño, ¿seríamos capaces de renunciar a Dios y pretender encontrar otro “cuidador” mejor?

1 comentario:

  1. herenciana que busca27 de abril de 2012, 12:58

    Que bonito cuentas las historias sencillas siempre nos descubres a Dios en las cosas que tenemos al lado y no vemos.Con tus pequeños relatos se podria escribir un gran libro .

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