7 de febrero de 2010

Poema para Haití (Javier Gutiérrez)

En Puerto Rico vive un hermano nuestro mercedario que tiene una sensibilidad especial y una forma magistral de comunicar las cosas a través de la poesía. Se llama Javier Gutiérrez y en estos días he estado con él y me ha enseñado una poesía que escribió hace unas semanas cuando el terremoto de Haití. Con su permiso, la comparto con vosotros:

El temblor impío destrozó sus vidas
agitando el suelo con furor letal.
La campiña yace como tumba fría,
los escombros cubren lo que fue ciudad.

Cantan las campanas repicando altivas
la tonada muerta del que muerto está.
Huérfanos y viudas lloran la partida
del que fue esposo, del que fue papá.

¿Dónde están los niños que cantaban risas
con el tierno juego de su tierna edad?
¿Dónde los adultos con su eterna prisa
por llevar ansiosos de su casa el pan?

La despensa austera se quedó vacía.
Un sepulcro cubre lo que fue ciudad.
Sólo queda un rayo de esperanza tibia:
el Amor se tiene si el Amor se da.

                                                Javier Gutiérrez

2 comentarios:

  1. Me gusto, aunque no me parecio bien la repeticion de la imagen "cubre lo que fue ciudad" en la ultima estrofa, ya que con la primera era suficiente, pero el poema en general es bueno. Aqui le transcribo el mio, que empece dias despues de que sucediera el priumer terremoto y termine el 21 de enero, un dia despues del segundo.

    Los niños ven a las moscas pasando de cuerpo en cuerpo.
    Como la frente de abuelo se ha quedado un corazón.
    El mundo nos pide un cambio. Ya se está acabando el tiempo,
    y los pastores nos brindan la típica distracción.

    Temo por ti, que estás viva. Temo por él, que está muerto;
    por ustedes que han sentido el impacto del santo infierno.
    Siento el dolor de la herida… el sinsabor de lo incierto;
    y los demonios ya vuelan, y a un ángel le crecen cuernos.

    Una manzana en las manos se va quedando sin zumo
    como ellos se van sin manos… como ellos se van sin rumbo.
    Un perro oliendo un cadáver entre señales de humo
    al final de cada noche, cansado, va dando tumbos.

    Los abismos en la tierra no han sepultado las sombras,
    sino las luces grisáceas de un pueblo que sufre y calla.
    Dictaduras, huracanes, y ahora montones de alfombras
    tiemblan para darle vida a tantas futuras medallas.

    Y las calles son más anchas. Y escasean las paredes.
    De los ojos del mundo caen caricias mojadas.
    La era nos pide un cambio. Hay más dolor en las redes
    de Internet, y los pastores tienen las puertas cerradas.

    Haití es trovador sin norte, con las seis cuerdas quemadas.
    Haití es maldición de un bosque con las ramas enredadas.

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  2. Gracias, Frank, por tu comentario y tu poesía. Me ha gustado mucho. Ojalá y no hubieses tenido que realizar este poema, sería señal de que las cosas en Haití están bien. Gracias

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